viernes, 5 de junio de 2009

=)

Forget the rain

“…sing me a song, youre a singer, do me a wrong, youre a bringer of evil
The devil is never a maker, the less that you give, youre a taker,
so its on and on and on, its heaven and hell…”


No destruyas lo que aun no has construido por un par de adictos confidentes, pues lo que te digan se confunde con el óleo profano de un tiempo que tal vez no sea tu tiempo y de una idea que tal vez no venga a encontrarte allá donde quisiste… encuéntrame solo para que te diga que el tiempo no se acaba hasta el último oreo de tus pulmones cantando la melodía del viento que te lleva tan adelante como la ira del corazón amerite… ámate hasta darte cuenta.

lunes, 1 de junio de 2009

masvarios

Poco claro

Cuando por fin caí en la cuenta de lo que no pocos ven de afuera, me senté un rato y soñé otro tanto: poco claro… se dicen tantas cosas sin decir y tantas otras sin querer que a veces uno pretende y solo pretende que no sabe cuál es la razón de lo que vive, hoy. Un ramo de rosas, tiene 2, 3 ó 15? Seguramente tenga más de una, pero… tampoco dos, porque serían dos rosas y no un ramo, o sí, porque en efecto son más de una; pero… ¿quince pues? ¿Treinta? Yo podría decir que treinta rosas son un ramo, o… solo treinta rosas. Un ramo de rosas está ahí cuando nosotros vemos el ramo, y no cuando treinta rosas están enmarañadas. Si todo el mundo ve un ramo en treinta rosas loco está quien ve un ramo en dos; pero solo aquel que pueda ver en dos rosas lo que todos necesitan un ramo para ver sabrá, lo importante de tantas rosas juntas.


Palabra


De mis tantos otros momentos me pregunto de repente. Me acuerdo sin embargo que algunas veces dije lo que ambos sabíamos no cierto. Y es por esa sonrisa cómplice de tantas hermosas mentiras, de tantos matices que aparecen porque sí, que las cosas se nos vuelven menos nuestras… se escapan y ya no las tenemos.
A la inversa de un contrasentido que parece ser tan cuerdo, me guardo solo la mitad de las locuras que puede uno decir… lo demás se va en horrores y ridículos que al final siempre son certeros. Por eso es que en esa mitad no encuentro hasta ahora el verdadero sentido… no sacia vanidad y tampoco aconseja sabiamente.
El lánguido conciente y la feble seguridad de todo, que se vierten contra el espejo de mi espalda, se me hacen un tanto pesados de cargar.