Cenizas de la
muerte intransigente, esa misma que yo algún día encendí en mil llamas
gloriosas cada una de ellas, se revelan nuevamente entre el polvo que ilumina
la tarde. En parte fuiste ayer, en parte sos lejana y, finalmente, en parte ya
ni siquiera sos. En la oscuridad llueve mucho más desde que no me decis lo que
pensas, desde que no acontece el suceso de tu música. Tal vez no encuentre todo
lo que nos dejaste, pero saber que está perdido por ahí me tranquiliza, como si
supiera que por los hilos del azar, casi podría reconstruirte, muy sobre el
final.
Está
aconteciendo una reunión. Un hombre sentado de perfil a otro más joven. Ambos
miran hacia el morro gris. El hombre más joven susurra: - ...vos estás muy
cansado-. –No-, le responde en tono gentil.
La luz me
atraviesa en el calor de toda su esencia, y encierran la energía de lo que hice
por verla. Se desnudaría la dicha frente a la verdad, y se dejaría arrastrar
hasta lo más profundo del sentido. Se verían cara a cara la vergüenza y el
temor, para llevar adelante el peor de los crímenes, mentirse.