domingo, 25 de septiembre de 2011

La Plaza Mayor

Un buen día como hoy, después de haber caminado por la ciudad de piedra casi una hora y media, me desperté sentado y me dije: ¿en qué momento pasó? ¿cuál fue el día en que me desperté y estaba acá?
Miré un rato hacia el cielo, cruzaba un avión, de esos que dejan estela y después me dispuse a reir tranquilamente y pedir mi habitual caña. Iba ya como por la mitad de ésta, cuando concluí que necesitamos parámetros. ¡Por favor como me aterran los parámetros! Es como un tabú mental que me juego, una sancadilla, una gambeta psíquica que quiero repetir eternamente. Noticia hoy como a las seis y media de la tarde: no se puede. Aunque suene desepcionante no lo es. En efecto, supongo que será un paso mas en algún tipo de reflexión bizantina, como acostumbrado a hacer estoy, y eso me da un aire de satisfacción; casi altivo para conmigo mismo. Me miro de arriba, me discrimino por ignorante, me excluyo y vuelvo a entender que me soy absolutamente necesario. Ya pasada media caña más, y dejando la esquizofrenia atrás me reencuentro y me amigo para hacer una especie de pacto o tregua, y como tengo cerebros de esos que predicen las cosas con la única finalidad de decirte “yo sabía” cuando ya han pasado pero jamás de los jamases hacer algo antes de que sucedan, me traiciono.
Supongo que seguiré un rato hasta que alguno de los dos se aburra.

martes, 20 de septiembre de 2011

Vicios de sapiencia


Las condiciones del pájaro solitario son cinco. La primera, que se va a lo más alto; la segunda, que no sufre compañía aunque sea de su naturaleza; la tercera, que pone el pico al aire; la cuarta, que no tiene determinado color; la quinta, que canta suavemente.
                                                                                      (San Juan de la Cruz, Dichos de luz y amor)



Nunca dejes que te gane comodidad. Si estás sentado, levantate; si llegaste, volvé, y si volviste… si volviste picá billete rápido; si todos te dicen lo grandes que son tus logros, sabé que el pie todavía queda chico para aplastar el Kilimanjaro. Encendé el par mil, hay miles de ópticas por descubrir y sumar a tu siempre razonable razón.
Cuando los huequitos del sillón ya están acomodados, es tiempo de pegar el salto.
Aconsejaría suma cautela con el sartriano pensamiento de ser reabsorbido por el sistema, puesto que no es necesario buscar estar fuera de nada, ni dentro. El siervo siempre lo será si no aprende que hasta de la libertad, se es exclavo.
Siempre es necesario un mañana con los pies al camino que lleva a algún lugar, donde nadie nunca ha trazado ruta, y donde las cartas no muestran los bancos.
El misterio nos hace sentir vivos. Vivos como el gato y su curiosidad y afán de multiplicar las 7 por otras más.
En esta, la fabulosa orquesta de la cual no conocemos bien al director, ni sus señales y órdenes, estamos llamados a dar en la nota. Pero… ¿quién está afinado?.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Estracto del 9/9/11

...uno puede dormirse, anestesiarse tanto que no pueda sentir cuándo está feliz. Uno puede llegar a tal nivel de vagancia espiritual, que ni siquiera tenga la fortaleza para hacer aquellas cosas que mejor y más alimenten su alma.