martes, 20 de septiembre de 2011

Vicios de sapiencia


Las condiciones del pájaro solitario son cinco. La primera, que se va a lo más alto; la segunda, que no sufre compañía aunque sea de su naturaleza; la tercera, que pone el pico al aire; la cuarta, que no tiene determinado color; la quinta, que canta suavemente.
                                                                                      (San Juan de la Cruz, Dichos de luz y amor)



Nunca dejes que te gane comodidad. Si estás sentado, levantate; si llegaste, volvé, y si volviste… si volviste picá billete rápido; si todos te dicen lo grandes que son tus logros, sabé que el pie todavía queda chico para aplastar el Kilimanjaro. Encendé el par mil, hay miles de ópticas por descubrir y sumar a tu siempre razonable razón.
Cuando los huequitos del sillón ya están acomodados, es tiempo de pegar el salto.
Aconsejaría suma cautela con el sartriano pensamiento de ser reabsorbido por el sistema, puesto que no es necesario buscar estar fuera de nada, ni dentro. El siervo siempre lo será si no aprende que hasta de la libertad, se es exclavo.
Siempre es necesario un mañana con los pies al camino que lleva a algún lugar, donde nadie nunca ha trazado ruta, y donde las cartas no muestran los bancos.
El misterio nos hace sentir vivos. Vivos como el gato y su curiosidad y afán de multiplicar las 7 por otras más.
En esta, la fabulosa orquesta de la cual no conocemos bien al director, ni sus señales y órdenes, estamos llamados a dar en la nota. Pero… ¿quién está afinado?.

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