miércoles, 31 de agosto de 2016

Esas noches de verano

Una vez un viejito sabio me dijo que jamás debía explicar nada comenzando con un “Es cuando…”.Y siempre hice feliz caso de tamaña lógica vertebral de consejo. Pero resulta que hoy, justo hoy, subvertir la lógica es consigna que pide premisas, explicaciones y conclusiones. Todas tienen una voz tan chillona y molesta... tan cliché. Gritan bastante, pero no me molesta, porque hoy no es como, hoy no es que, hoy es cuando.
Es cuando el poder de un diciembre eterno en sus dos veranos, de ocho y veinte en manzano, Vinicius viendo como toda la tierra al rodar te alcanza el choque del lago contra la lenga, y que otro día perdido te asusta hasta la piel. Pero atenti, que también es cuando me acuerdo y casi dibujo todo a las diez.
Es cuando había imposibles nuestros, bien nuestros, que nos hacían ver tan enormes, tan estupendos. Porque es cuando la jackson no tenía idea de cómo hablar y sin embargo algo le sacamos… y fue nuestro por todo lo que duró la huella sobre la nieve que hoy, justo hoy, fuimos a pisar bajo un radal.
Es cuando las brumosas seis de la mañana se dejan cortar planeando a toda velocidad, graciosamente y sin emitir sonido. Porque ahí, justo ahí, es cuando volver a remo tiene la épica del beso sin chape de la mina del palo verde. Es cuando ese tostado solo, mientras mirabas la pared, vale la pena cada poro del sublime pan.
Es cuando las gallinas se esporpollan al sol y la Tota sintetiza vitamina D con los ojos entreabiertos, norte a la brisa que llega desde el otro lado. Ojo que también es cuando ese Tio negro se baja bajo la lluvia, de visita en visita. No es más que cuando sonrío al detectarlo todo.

Es cuando pensás que si hoy te apagan la luz no perdiste tiempo en pestañar… que no había tiempo para torpeza semejante. Es que, finalmente, siempre va a ser cuando respires, y cuando pienses que podemos existir.  

sábado, 13 de agosto de 2016

A Olivia

Ella no es estereotipo. Ella no es perfección de una estética de dogmas insulsos de un mundo que decidió no ver. Si lo perfecto no tiene todos estos errores, ¿con qué tupé se autoproclama? ¿Quién lo patrocina? Ella no es nadie, no es nadie en absoluto salvo el milagro de una catástrofe que acontece frente a quien se detenga a mirar, como espectador de una inentendible obra teatral, inexplicablemente genial.
Ella, adjudicataria en dueña de tantas de mis líneas, lo sabe. Sabe que me han dicho —o me he dicho— todo lo que hay que encontrar. Ella sabe que la inercia que sus ojos toman al entronar la mirada fija a la par de sus manos infinitamente nerviosas me hace caer. Ella lo sabe. Siempre lo supo y sabrá, maldita sea en todo su conocimiento, que no podré dejar de amarla.
Ella, simple y graciosamente sabe qué hacer. Sabe simple y graciosamente, que sea lo que sea, caeré una y otra vez.

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Olivia crees en las flores y el mar?
Todos esperan su viento...
Yo, vivo un mundo que no es real
Y el incansable destino, se acerca otra vez.

Olivia no me digas que te vas a quedar
Atada al mundo de esta realidad
Porque en las noches, tus ojos, dicen mucho más
Porque todos, todos, callamos al soñar...

Olivia ves el cielo o hablás al sol?
Sentiste el fuego del miedo 
atento al frío de tu corazón? 
Que siempre está, que siempre está.

No mires mas, no vengas más...
si vas a hablar sin hablar.