domingo, 21 de septiembre de 2014

La teoría es la misma.


Porque a veces la determinación es viento de cola. Es infinita e inagotable fuente de fuerza, convicción, combustible del alma que nos lleva más allá. Y todo lo que sabes, todo lo que esperás realmente vale la pena. Todo tiene un sentido porque hay una causa.
Pero… poner en duda todo, todo el tiempo no se si sea una premisa sana. “la primera persona es el ego, y muchos te acusarán de soberbia”, me dijeron. Yo pido tiempo. Pido que ya basta por un instante. Mi pasión no es un bien preciado. Será que no genera verdes en cantidad suficiente.
Todo está de cabeza si no se pone en duda todo, todo el tiempo. Aún a expensas de no disfrutar cada instante. Es que si no se somete al juicio interminable, a la inquisición más profunda del intelecto a cada uno de nuestros instantes, ¿cómo saber que son verdadera y únicamente valiosos?

Yo sé que la perfección del lenguaje escasea en estos míseros renglones. Espero sea valedera mi absurda excusa que solo reza “no tengo palabras aún, lo sabré luego”.