“(…)
Mas pra fazer um samba com beleza
É
preciso um bocado de tristeza…”
Las
cosas son tiempo. No podrían ser de otra naturaleza sino de tiempo. No podrías
llegar a la conclusión de la total ausencia de conocimiento, de lo parcial. Aquel
pensamiento que llegó alguna vez y nunca partió, con cara de repetición ha
vuelto y aun bien y mal se hermanan.
La
escasa significación de los suspensivos tres puntos que me envician al momento
de justificar la idea de que las cosas tienen nombres sobre el final, cuando
todo responde a algo y no cuando hay algo que llenar con correspondencias.
Cada
vez más, los espacios crecen… no hay forma de llenarlos y el cuerpo flaquea. Es
el sol el único aliado en alguna mañana que huele a humedad, a vicio
sollozante, a manos de santo.