domingo, 12 de diciembre de 2010

Abril

Hoy no me ando con vueltas. Hace ya una eternidad dentro de mi cerebro -que piensa en "años perro- que vengo intentando ser invadido por el vacío. Uno se atormenta tanto todo el tiempo. Si querés, tomalo como un consejo, o como un cliché, o leelo con morbo como solés hacer. Pero intentá que no te quede nada en la punta de la lengua, nada en los labios por decir ni por besar. La gente te lastima cuando está. Te hiere profundamente, mientras puedas cobrar venganza. Pero no hace falta más que el frío que nos deja tiesos para que todo eso no tenga importancia.
La pasión, ¿de qué se trata?. Corré y puteá, amá, gritá, sentite lo más triste que puedas, y tan feliz como nunca nadie se sintió. Hacé las cosas con convicción, dejá en evidencia a todos esos hijos de puta a los que tanto adora la sociedad. Pelea por las injusticias y preocupate por todas esas cosas que nadie ve, que nadie entiende y que en definitiva, a nadie le importan.
Pero ojo y qué hacé, tres veces qué hacé, me dijo un amigo: la pasión, esa que llevás adentro como hierro líquido que explota es la adicción que más difícil te va a ser curar...
Hoy lo entendí, y si lo tuviera acá cerca, le daría una de esas escasas razones que suelo dar.
Moraleja, dividí cada idea en tres; pensala y ejecutala, pero antes dedicale dos minutos a saber que cada célula de tu cuerpo esté con tu cometido.

Como insisto en que no me ando con vueltas, hoy voy a transcribir palabras de otro, puesto que raramente me animo a delinear las mias propias al respecto, para quien me enseñó que me faltaba entender todo el otro lado de la luna. Que en mi razón tan metafísica, me faltaba eso que dicen que es la lógica de dios y que nadie se atreve a reglar.


Me aterra un poco, pero en todo ese vacío que intento me invada, el corazón me hace pagar un par de facturas atrasadas, y acá estoy tratando de que no se me desdibuje tu sonrisa.

La poesía se llama Abril, la escribió quién sabe quién. Alguna vez escuché que cuando un puede poner en palabras un sentimiento, siente menos pesar.


Aunque no creo ser el único ser, y me hubiera gustado compartirte la vida, se que tengo tu mejor recuerdo Vane.

Abril- Cigalpa

Mi búsqueda infinita se termina,
el reloj de arena para y me sorprende
ahora me pregunto, si todo fue en vano,
del tiempo soy esclavo para siempre

Me convenzo de que todo siempre pasa,
los dioses me tendieron otra trampa
porque nos ponen frente a frente?
si yo nunca jamás podré tenerte?

Como hacer para olvidarte?
como hacer lo que no quiero, como?
mi sueño diurno me perturba
y adonde miro veo tu rostro...

Abril ya no llores más, el cielo no se pone negro
aunque mi búsqueda infinta, se hace cenizas en el viento

Ahora pienso y veo como haré,
el tiempo borra dijo el ciego, que hoy tampoco ve
pues se que nunca nadie hará
que yo me sienta así de igual
vos eras, la elegida

Siento y siento y me desangro,
mi corazón se achica y queda hueco
es que es tu voz es tu mirada,
es todo, mi mundo paralelo....

Abril ya no llores más, el cielo no se pone negro
aunque mi búsqueda infinta, se hace cenizas en el viento

No llores más, No llores más, No llores más

martes, 7 de diciembre de 2010

General


¿Cuándo fue la última vez que escribí? … no recuerdo del todo, ni siquiera lo que escribí. Por eso no voy a intentar llevar ninguna clase de hilo o referencia.
Resulta que tengo un tiempo para mirar para atrás. Un tiempo para reflexionar: poca gente lo tiene, y si lo tiene, lo malgasta. Yo mismo podría -para quitarle el placer a algunos- criticarme y considerarme derrochón, ¿quién soy yo para tomarme mi tiempo?.
Hoy soy General. No para mí, sino para los demás. Uno suele crecer de maneras muy distintas al calendario, suele madurar a destiempo de la fruta y suele perderse cuando todo el mundo lo encuentra encaminado.
Es curioso; uno es general si se lo respeta como tal, pero parecemos todos coincidir en que uno ya lo era antes de ser respetado. Una serie de pruebas no alcanzan para justificar la contradicción.
Lo cierto es que no estoy en fase de sociólogo, ojala algún día lo esté. No puedo ponerme en disyuntivas sobre la cuestión.
Me gusta creer que hay dos Generales: uno mío y otro de los demás.
Hoy mi General descansa victorioso, tranquilo como el agua del más antiguo estanque. El General de los demás camina una batalla que no es suya, pero que sabe que quiere ganar, por el placer de entregar una porción de esa gloria.
Aprendí muchas cosas y maduré a destiempo otras que debería haber aprendido.
Hoy soy ese General al cual le faltan caminar todas las batallas, pero que fue ganador en la primera: la suya.