domingo, 1 de mayo de 2011

Reflexiones aisladas


La calidad de las cosas se va perdiendo. A veces uno se representa miradas, voces, cosas… y no son. Expectativa de un buen mate amargo y no mucho más; cuánto que vale la guita si hace que me pongan frente a vos. Que insulsa se vuelve si sirve para llenar algún vacío inmaterial.
Empezar a caminar es sencillo: pie derecho, pie izquierdo, pie derecho, etc. Mi senda, esa que no he siquiera imaginado, pero que es solo la mía, tiene un par de señales ya escritas, marcadas. Al menos las que me salvan de las curvas peligrosas para no hacer uso del kit volquete. Aunque a veces, he de confesar, debo escorar el fin de semana.
Entre tantas cosas, tampoco puedo evitar que estamos a un tiempo de cumplir un tiempo de que te volviste mi little wing, aunque ahora lo hago sabiendo que ya alcoholicé lo suficiente la herida. Deberías ver, sin embargo, cuánto me pesan algunas cosas.
Sobre la verdad, también estuve pensando un poco. No demasiado, porque temo caer en psicosis o patologías que no se bien cómo se llamen. Pero si creo tener claro por qué uno pierde el idealismo y se deshace de personajes innecesarios al momento de buscar el bien. Pero, como siempre, me falta la fría práctica, puesto que todavía tengo resabios de mediocre. Habré de quitármelos; confío en ello.

2 comentarios:

Sasu dijo...

me cabe como escribís vieja

Langedock dijo...

gracias sapbre :)