lunes, 11 de julio de 2011

Prior Nos


¿Cuán triste estarías si supieras que tu seso es errado? ¿Cuánto puede preocuparte mi exiguo interés al respecto? El embelesamiento de tantas cuestiones complejas, como descifrar un sueño que nos gusta creer profético, me desveló y obligó a pensar unas horas de anoche.
No quiero afirmar que todo eso que ni siquiera pensás, sino que previamente opinás, pueda llevarte por mal camino, no. Quia... a veces tengo ganas de gritarte que la señal va para otro lado... pero yo -que no soy cinéfilo- vi en una esclarecedora película que “tiene que haber de todo”. El error entonces, he de concluir, que está en quienes intentan ir contra lo que “es”.
Para no andarme por vericuetos discursivos solamente propongo que si las cosas “son”, deben definitvamente serlo de algún modo, de alguna manera... “forma”, creo acertar.
Entonces, ¿dónde está nuestro márgen para tener razón? En el devenir. En efecto, puede ser uno una cosa, u otra, y objetivamente -por más que la llamemos distinto- será una única cosa. Nuestra grieta aparece en el “hollywoodesco” cómo. Ese cómo, te va a decir que en ninguna dimensión paralela puedo creer que tu fórmula es mejor que la mía, y que en el sentir de los caracteres blandos, nace el conformismo que arropa a cada brick en cada wall.
No estoy dispuesto a pintarme de naranja, ni a tener cemento en mis hombros.
No creo en gente simple.
No voy a ser un refugiado en una arista del mundo, solo porque haya piratas de la materia gris detentando el poder tirano.