Me pienso en un paseo bajo el sol que hace solo tres días comenzó a bañar
las costas del Ródano. Una larga caminata de casi una hora hasta mi casa y una
serie de versos que reconfortan y suman aun más alegría al canto del agua contra
las bases de los puentes. Intercambio miradas con gente que no conozco y pienso…
somos lo que somos, pero también lo que no somos en un mismo e igual momento. Necesariamente,
como la gravedad, nos proyectamos hacia y desde ojos ajenos, extraños,
embriagados en juicio constante…
Pero yo igual camino tranquilo. Hay cosas de las que ocuparse, empezando
por cada uno. Empezando por la libertad, que nos anula en la ironía de una
lluvia de chances y caminos, paralizándonos a cada segundo del minuto más
efímero, en el instante más insignificante e intrascendente que se pueda
imaginar… tan importante es todo para mi.
Llego a casa entrecerrando los ojos. Evita ahora mismo que tranquilicen esos
ojos ajenos que deberían asustar por decir lo que no sos, por aprobar lo que no
sos… no te engañes.
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