sábado, 2 de junio de 2018

Publicatio sui


Porque estar con ella era apretar el sol con una mano, como si no costara. Como si se entregara a deberse segundo a segundo y completamente a una narración. Como si el tiempo de finales y comienzos no fuera a terminarse. Como si antes y después no fuera una bisagra, sino la más ridícula evocación de las hilarantes perogrulladas.
Porque cuando sube el miedo y más fuerte hay que pegar, más extraña sentirse en casa como si nada hubiera sucedido… no hay donde correr y respira profundo, profundo casi hasta ahogarse. Porque entre verdad y amor debe haber una extraña relación, un engendro que conecte los refugios, que nos haga entender que no somos más que cosas, no somos más que tiempo.
Ha sido tan largo el viaje. Ha sido tan extenuante la jornada. Ha girado tanto alrededor que ya parece no tener hogar, parece estar de pasada en todos lados. Se calma, habla y su voz lo trae de vuelta a ella. Y quiere agarrala como al sol, con una mano. Y la quiere decir, en verdad siente pulsión por decirla. Y ella camina desorientada, diciendo que no todo lo mensurable ha de ser medido.
Recuerda que ese tiempo festejó a la casualidad y a la voluntad. Se levanta y camina mirando al frente, casi sin reconocer la calle y sus baldosas mas aún así espeta curioso el horizonte, pues Hermes le ha susurrado que como es abajo es arriba. Es un día más azul que de costumbre: no midas, no nombres, no te atrevas, repito.
Ya nada parece salir de la carne, ya mucho más el aroma a la tierra viene a buscarlo. El viaje está vacío, está en silencio, está muerto en vanidad. Viene el sol bajando, silbando bajito, que ni él fue tan sabio como para dar un buen consejo. ¿Y qué reclamos tiene? ¿Gusta tomar lo mío? Pues ha atomizado alma y cuerpo, ha puesto en peligro su esencia.
Es tiempo salvaje, de salvajes que subvierten la silenciosa violencia opresora de la relatividad. Círculo sobre círculo de oscuridad vacía, cayendo horas y horas desde el mismo piso.
Da la vuelta y escribe, cuéntales pronto a todos que alguna vez te tomé como al sol con una mano. Solo así no morirá la verdad.

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