sábado, 2 de junio de 2012

La rueda de la fe

Al margen de la summa, entiendo que hay una razón mayor para pensar en la existencia de Dios: el sentido del humor. Cuando el muy copado nos puso sobre la faz de la tierra, nos dejó las cosas lo más sencillo posible. No es complejo moverse, aunque algunos paguen por ello, no es complejo calmar la sed, aunque algunos deban hacerlo con aguas finamente gasificadas y otros con charcos podridos, y no es complejo comer... aunque algunos paguen por quitarse de encima todo lo que estibaron mientras otros duermen para calmar el dolor de panza y den la vida por un cacho de pan.
El verdadero drama está en las oportunidades. Vos tenés la oportunidad de esto... de esto otro, y lo de más allá. Claro, si, no necesito demasiada explicación. Pero... la realidad, (y en este punto hay que decir esto que tan poco sobervio suena y tan bien hace a los oídos de los ipócritas: "al menos eso entiendo yo"), dice que hay una unica oportunidad. Una sola que se desvanece cuando tomás decisiones, cuando te levantás a la mañana y cambiás tu vida o cuando dormís hasta las doce y estás todo el día con cara de "hoy no hice nada, pero no pasa de mañana".
La puta madre, hay una sola oportunidad y no hay tiempo para pensar demasiado... ni siquiera hay tiempo para pensar. Hay una sola y ahí vos tenes que decidir si tu vida va a correr por un camino o por el otro.
Claro, super fácil si uno está frente a un tablero de monopoly, pensando si comprar los tres de tennessie o dos de tablados, o si en realidad te vas al pingo porque caíste en cana. Todos nos reímos, no hay dolor, nadie sufre, y justo ahí aparecen tus especativas, tus ganas, tus deseos de ser un poco más, salís, ves, "carajo mierda el mundo no es tan pañuelo", que si yo soy de acá que si yo soy de allá... y te perdés en un día a día que se come el objetivo como si fuera sandía en un día de cuarenta y pico de grados.
La inercia de los días, la presión, ansias de superar todo lo que venís haciendo sabiendo que lo podés lograr si te esforzás un poquito más, más calor, te meten en una rueda que no para y no para y no va a parar... Que si sos bueno, que si no tanto, que si dijiste o no dijiste, que explotás.
Entonces, como de atrás de un arbolito de una calle, de un barrio, de una ciudad que no sabés ni como pomo se llama... se aparece ella y te conecta de vuelta a lo simple, a los miedos antiguos, a las alegrías primitivas. Esas cosas que llenan un vacío que ni facebook ni twitter o cualquier vaina puedan llenar. Esas cosas son aire tratando de llenar una pileta, en la que todo el mundo está practicando un clavado olímpicamente mortal.
De una u otra forma, hoy es un día de felicidad, hoy es un día en el que las viejas alegrías vuelven a mi como si fuera un electroimán atrayendo pedacitos de limadura. 
Hoy, ya falta un día menos.

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