viernes, 1 de diciembre de 2017

No quarter

“[…] Es cierto. Pero También es cierto que el hombre de este siglo está más en carne viva que ningún otro, porque con sus manos abrió los átomos y rescató la fuerza yacente, porque con sus manos asesinó millones de semejantes, porque con sus manos tocó los planetas, y porque con sus manos quisiera alcanzar al otro para preguntarle quién es, cuál es su nombre y si hace mucho que está ahí, tan cerca, porque no lo veía.”
Teoría de la persuasión
Fenwick – Lezama
Bajan las persianas, nuestras almas llegan grises y colmadas de emoción al invierno que espera, cual gato frente a un plato de anchoas, fagocitar la razón y dar rienda suelta al ego. Bestias del desorden y el color entumecidas, perdidas en el bochorno tecnológico, allá en la distancia entre tu corazón y el mío, entre los puntos del consenso.
Los murmullos del dolor se van poco a poco, con tierra bajo sus uñas y las manos ásperas… olor a corte de madera seca quizás, mientras duele el animal que muere todas las mañanas bajo el filo de la hoja del poderoso caballero invisible. Temeroso dueño de nuestras patológicas felicidades, abominable hombre de nuestras vanas nieves.
No es diálogo, sino dos monólogos envilecidos de vanidad, acomplejados de inferioridad y refritos cada vez con más virulencia. Hay que contestar un rotundo nosotros a las preguntas de ayer de hoy, y de mañana ¿quién nos privó de las estocadas de la lluvia? ¿Quién dio paso al silencio? ¿Quién dejó la puerta abierta?

La razón es hija bastarda del miedo. Es la hermana del medio de la verdad y la palabra, que no siendo invitada a jugar destruye y corroe, buscando entrar en escena para acaparar la atención. No obstante, el embate del tiempo podrá con todo, hará florecer y marchitar cada una de nuestras luces, cada uno de nuestros sueños y ya sin él, entenderemos por las malas que no hay sentido alguno.

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