lunes, 12 de septiembre de 2016

Blue note

Esteros eternos de calma te acechan y escrutan a través de terribles ojos redondos y grandes. Esperas la fuerza del segundo eón, pero parece no estar destinada a que la encuentres y contemplas… tal vez demasiado. El sonido en loop de lo que no alcanzaste a pensar a tiempo para decir cuando corresponde te vence al grito de tu nunca más. Porque el drama propio es el que mejores y más líneas tiene; hasta el silencio es intenso.
Golpeás el armónico y te dejás llevar entre las ondas. Hace tiempo que no cuidás un solo detalle ¿ante quién te rebelas? El trip es infantil y el corolario grave, espeso. El espejismo del suelo hizo que parecieras una vez más un acróbata, pero llegaste a la cocina… ¡que densidad la de este lugar! Pero tus manos son más fuertes que toda esta mentira de jugar a ser y las alzas en señal de batalla.
Los silencios significantes, esos que solo se llenan con ansiedad, están plagados de futuro y asustados de variables. En la espesura de la noche solo pienso en que no los alcanzo aunque tal vez estén corriendo hacia mí. La calma llena de ansiedad… paradoja y de esas picardías de la fuerza. Hay que ceder un poco, o quizás no. Hay que esperar o tal vez actuar. No van a darme su sincero augurio de gloria.

La tierra me aguarda para que juntos volvamos a conjurar la invocación. Me aguarda para blandir el mandoble que hará que me invada el vacío. Me aguarda silenciosa y calmada, puesto que sabe que volveremos a estallar. 

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